Caracas, 13 enero (RT) El conocido escritor venezolano y profesor universitario Adriano González León, una de las grandes plumas de nuestro país, falleció ayer sábado 12 en la tarde, en Caracas, víctima de un infarto, mientras comía en un conocido restaurant del Este capitalino.
Nacido en Valera, estado Trujillo, el 14 de noviembre de 1931, González León se graduó de abogado en la Universidad Central de Venezuela, donde además fue profesor de literatura en la Escuela de Letras de la Facultad de Humanidades y Educación.
Sus primeras incursiones en la literatura fueron como cuentista, con las obras Las Hogueras más Altas (1959), Asfalto-Infierno (1963) y Hombre que daba Sed (1967), donde describía ambientes urbanos y campesinos sombríos y dramáticos. Ampliamente conocido por sus cuentos y novelas, en 1968 obtuvo el premio "Biblioteca Breve" (Barcelona) con su obra País Portátil (publicada por Ediciones Seix Barral, España). Asimismo, formó parte del grupo Sardio, integrado por escritores y artistas plásticos, el cual editó la revista homónima, señalada por su compromiso político revolucionario, y posteriormente formó parte del grupo llamado República del Este, junto a otros escritores venezolanos de gran valía como Orlando Araujo, Caupolicán Ovalles y Ludovico Silva, ya fallecidos. Además editó Huesos de mis huesos (1997), Damas (1979), De ramas y secretos (1980), El libro de las escrituras (1982), Solosolo (1985), Linaje de árboles (1988), Del rayo y de la lluvia (1991), El viejo y los leones (1996) y Viento Blanco (2001), así como su novela Viejo (1995) de la cual tuvo como su mejor crítico nada menos que a Gabriel García Márquez, quien dijo de ella: "es la novela que me hubiera gustado escribir...".
Nacido en Valera, estado Trujillo, el 14 de noviembre de 1931, González León se graduó de abogado en la Universidad Central de Venezuela, donde además fue profesor de literatura en la Escuela de Letras de la Facultad de Humanidades y Educación.
Sus primeras incursiones en la literatura fueron como cuentista, con las obras Las Hogueras más Altas (1959), Asfalto-Infierno (1963) y Hombre que daba Sed (1967), donde describía ambientes urbanos y campesinos sombríos y dramáticos. Ampliamente conocido por sus cuentos y novelas, en 1968 obtuvo el premio "Biblioteca Breve" (Barcelona) con su obra País Portátil (publicada por Ediciones Seix Barral, España). Asimismo, formó parte del grupo Sardio, integrado por escritores y artistas plásticos, el cual editó la revista homónima, señalada por su compromiso político revolucionario, y posteriormente formó parte del grupo llamado República del Este, junto a otros escritores venezolanos de gran valía como Orlando Araujo, Caupolicán Ovalles y Ludovico Silva, ya fallecidos. Además editó Huesos de mis huesos (1997), Damas (1979), De ramas y secretos (1980), El libro de las escrituras (1982), Solosolo (1985), Linaje de árboles (1988), Del rayo y de la lluvia (1991), El viejo y los leones (1996) y Viento Blanco (2001), así como su novela Viejo (1995) de la cual tuvo como su mejor crítico nada menos que a Gabriel García Márquez, quien dijo de ella: "es la novela que me hubiera gustado escribir...".
En entrevista publicada en el diario El Nacional, el 3 de octubre de 2007, afirmó: "Aunque nunca podré ganarme un apelativo tan noble como el de ‘El manco de Lepanto', creo que sí llegaré a ser llamado `El cojo del Alto Escuque'".
"Uno escribe a veces por ociosidad... No encuentra nada qué hacer y entonces piensa que un pájaro está avanzando sobre la vitrina del occidente, entonces ¡coño! si el pájaro se estrella crea una conmoción y hay unas estalactitas de vidrio y una lucidez y una grandeza de tus ojos y un porvenir de espejos que se repiten y siempre buscaremos a esa amiga y princesa que se mueve por las nubes y que compite con los pájaros del más allá" (AGL)
Los restos de Adriano González León serán velados en la Funeraria Vallés de La Florida. Paz a sus restos.
Los restos de Adriano González León serán velados en la Funeraria Vallés de La Florida. Paz a sus restos.
Nota del Editor: Gracias, recordado Profesor, donde quiera que esté, aunque seguramente estará junto a Orlando, Caupolicán, Ludovico y Juan Rulfo, sus grandes amigos, celebrando su paso a la eternidad. Siempre recordaremos sus consejos en las aulas de la UCV, donde nos hicimos escritores gracias a su ejemplo, y en las mesas del Bar "América", donde escuchamos sus anécdotas y conocimos gran parte de la historia política y cultural de nuestro país ¡Salud Adriano!
1 comentario:
Hola colega.
Una gran e inmensa pérdida humana tuvimos los literatos de este país, ¿no? También reseñé algo de él en uno de mis blogs. Apenas me enteré el domingo por la noche sobre el suceso.
Bueno, estamos en contacto.
Saludos!
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