domingo, 20 de abril de 2025
NORIEGA, EL VATICANO Y EL ROCK
Manuel Noriega se creía intocable, invencible, el Hussein de América Central: a
falta de Cimitarra, blandía un machete cola e’ gallo ante las furibundas masas
patrioteras, esos mismos que vociferaban su Independencia de los Gringos,
mientras su Jefe “Cara e’ Piña” (apodo alusivo a las marcas de viruela)
negociaba como doble agente y narco entre ambos bandos. La CIA ya lo sabía hace
tiempo, pero le habían quedado mal a los de la Oposición (como siempre), y Bush
Papá, un viejo Halcón Republicano, decidió en diciembre del 89 sacarse de encima
la sombra del dictador bananero como fuese, haciéndole una pequeña visita con
26.000 invitados…
Ante tal demostración de fuerza y superioridad numérica, Cara
e’ Piña buscó refugio en la Nunciatura Apostólica del Vaticano, lo cual lo salvó
unos días de la captura, pero un gringo anónimo y ochentoso decidió que a falta
de Stallone, Van Damme y Chuck Norris, tenían a la mano y en abundantes
decibeles los cassettes de Van Halen, Guns and Roses, Judas Priest, Black
Sabbath y Nirvana, que los muchachones de la 82 traían en sus Walkman, artículo
infaltable en el morral de un soldado gringo de los 80 que se respete. Le
montaron una tremenda Miniteca al Nuncio Papal en la puerta de la casa, con
canciones tan alusivas, irrespetuosas e impertinentes como “Nacido para Correr”,
“Limpiando el Pueblo”, “Zona de Peligro”, “Luchador por la Libertad”,
“Culpable”, “Hola, soy Yo” y “Si yo tuviese un Lanzacohetes”, entre otras por el
estilo.
Quién se cala una fiesta rockera de 10 días en la puerta de su casa?
Pues nadie, menos Monseñor Laboa, quien al décimo día ni resucitó ni hizo ningún
milagro, sino que salió arrecho a formarle un peo a Noriega, quien con sus
Walkman escuchaba Música Clásica aislado en su cuarto de huéspedes, ajeno al
bonche que tenían los Marines en la puerta. Sebastián Laboa le dijo – Entréguese
General, porque no me calo más esta vaina, ni dormir he podido – antes de que
pongan “Simpatía por el Diablo” de los Rolling Stones y me dé un infarto!!! La
Guerra Psicológica surtió efecto y Manuel Noriega se entregó a los Paracaidistas
de la 82 y a la DEA el 10 de Enero de 1990. Me imagino que salió sordo y loco e’
bola, más que Monseñor Laboa, a cumplir sus 30 años de condena en Florida. Los
DJ’s empacaron sus cables, luces y cornetas, con una escandalosa misión
cumplida…
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