(2002)
Director: Randall Wallace (Basado en el libro de Harold G. Moore y Joseph L. Galloway) Actuaciones: Mel Gibson, Madeleine Stowe, Greg Kinnear, Sam Elliott.
Acción, Drama, Guerra
La guerra de Vietnam es para los Estados Unidos una vergüenza; no sólo por ser una batalla perdida, sino porque incluso, sus mismos hijos han clamado por un reconocimiento que nunca llegó; y si acaso lo hizo, fue tan sólo con un frío monumento que no le hace justicia al soldado que cayó defendiendo un país que no era el suyo.
De sorprendente calificaría yo este filme. Me dirán que se han hecho docenas de películas sobre la guerra de Vietnam; que se han filmado demasiados documentales sobre sus secuelas; que prácticamente todos los grandes actores han abordado el tema de una u otra manera, pero créanme que en esta ocasión no es igual.
Es verdad que después de joyas como Saving Private Ryan, The Thin Red Line, Platoon o Black Hawk Down ya no hay mucho que filmar en cintas de guerra. Tal vez... y digo tal vez porque los movimientos de cámara, velocidad y la manera de manipular la edición tiene instantes sublimes en esta película.
Pero dejando de lado eso, les diré que We Were Soldiers no es una producción que alabe el patriotismo norteamericano por defender un país pobre o invadido. No. We Were Soldiers es un reclamo de los soldados caídos en una guerra estúpida y sin sentido. Es el grito de las esposas que se quedaron viudas. De las madres sin hijos y de los hijos huérfanos. Es el alarido de los mismos soldados que sobrevivieron a esta carnicería patriotera en las selvas de Vietnam para decirle a su gobierno que se sintieron abandonados, pues los dejaron morir frente a las ametralladoras del Vietcong. Es la voz de los muertos que reclaman el haber sido enviados a defender un país extraño, para luego ser simplemente dejados atrás. Es haberse dado cuenta, con todo el dolor y la frustración que implica, que los soldados que murieron en el campo de batalla, no pelearon por Dios, no pelearon por su país, no pelearon por los derechos. Simplemente peleaban por ellos mismos, pues una vez fuera de sus casas y de su patria lo único que tenían eran unos a otros.
La cinta es una belleza cinematográfica, y siguiendo toda la escuela que Spielberg dejó con sus cintas bélicas, We Were Soldiers es explícita hasta decir basta. Las balas sobran, la sangre salpica, los cuerpos se mutilan. Los hombres sufren... y mueren, como en la vida real.
La trama se desarrolla basada en el libro de las vivencias personales del Coronel Hal Moore, brillantemente interpretado por Mel Gibson; Moore narra sus experiencias para llevar a un grupo de jóvenes reclutas a emprender lo que fue la primera batalla terrestre de la Guerra de Vietnam.
Las dos terceras partes finales de la película muestran tan sólo día y medio en la vida y la muerte de estos hombres. Una batalla en la que no se peleaba por nada, excepto por demostrar que ninguno de los dos bandos estaba dispuesto a ceder un centímetro de sus posiciones.
Dentro del grupo de soldados que Hal Moore comandó, se nos narran algunas historias personales, como la del hombre que acaba de ser padre y sufre un debate moral entre su instinto patriota y su reciente paternidad; o la del fotógrafo, que amante de su cámara y su trabajo se lanza al campo de batalla para retratar la guerra, pero termina convirtiéndose en un hermano más de estos hombres que luchaban por su vida. Esta secuencia en especial es maravillosa.
We Were Soldiers muestra un detalle olvidado por el resto de las cintas de Vietnam; el atestiguar el dolor y la negación de las esposas cuando recibían las trágicas noticias de sus maridos caídos en batalla; llevadas a casa por simples telegramas en sobres blancos, portadores de muerte y desolación.
La música de la cinta es una delicia nostálgica, que utilizando un recurso ya muy visto pero siempre efectivo, nos muestra violencia al son de una melodía dulce y apaciguada.
Sorprende de verdad esta realización, vuelvo a decirlo; especialmente porque Randall Wallace realiza apenas su segundo producto en la silla de Director; el primero había sido The man in the Iron Mask, y aún cuando había laborado en otras cintas como guionista, no es sino hasta We Were Soldiers que vuelve a tomar la batuta principal. definitivamente un muy buen logro y una película que pese a su alto contenido bélico, reúne los componentes esenciales que le agradan al público y a la Academia.
Fuente: luis@cinenganos.com
Director: Randall Wallace (Basado en el libro de Harold G. Moore y Joseph L. Galloway) Actuaciones: Mel Gibson, Madeleine Stowe, Greg Kinnear, Sam Elliott.
Acción, Drama, Guerra
La guerra de Vietnam es para los Estados Unidos una vergüenza; no sólo por ser una batalla perdida, sino porque incluso, sus mismos hijos han clamado por un reconocimiento que nunca llegó; y si acaso lo hizo, fue tan sólo con un frío monumento que no le hace justicia al soldado que cayó defendiendo un país que no era el suyo.
De sorprendente calificaría yo este filme. Me dirán que se han hecho docenas de películas sobre la guerra de Vietnam; que se han filmado demasiados documentales sobre sus secuelas; que prácticamente todos los grandes actores han abordado el tema de una u otra manera, pero créanme que en esta ocasión no es igual.
Es verdad que después de joyas como Saving Private Ryan, The Thin Red Line, Platoon o Black Hawk Down ya no hay mucho que filmar en cintas de guerra. Tal vez... y digo tal vez porque los movimientos de cámara, velocidad y la manera de manipular la edición tiene instantes sublimes en esta película.
Pero dejando de lado eso, les diré que We Were Soldiers no es una producción que alabe el patriotismo norteamericano por defender un país pobre o invadido. No. We Were Soldiers es un reclamo de los soldados caídos en una guerra estúpida y sin sentido. Es el grito de las esposas que se quedaron viudas. De las madres sin hijos y de los hijos huérfanos. Es el alarido de los mismos soldados que sobrevivieron a esta carnicería patriotera en las selvas de Vietnam para decirle a su gobierno que se sintieron abandonados, pues los dejaron morir frente a las ametralladoras del Vietcong. Es la voz de los muertos que reclaman el haber sido enviados a defender un país extraño, para luego ser simplemente dejados atrás. Es haberse dado cuenta, con todo el dolor y la frustración que implica, que los soldados que murieron en el campo de batalla, no pelearon por Dios, no pelearon por su país, no pelearon por los derechos. Simplemente peleaban por ellos mismos, pues una vez fuera de sus casas y de su patria lo único que tenían eran unos a otros.
La cinta es una belleza cinematográfica, y siguiendo toda la escuela que Spielberg dejó con sus cintas bélicas, We Were Soldiers es explícita hasta decir basta. Las balas sobran, la sangre salpica, los cuerpos se mutilan. Los hombres sufren... y mueren, como en la vida real.
La trama se desarrolla basada en el libro de las vivencias personales del Coronel Hal Moore, brillantemente interpretado por Mel Gibson; Moore narra sus experiencias para llevar a un grupo de jóvenes reclutas a emprender lo que fue la primera batalla terrestre de la Guerra de Vietnam.
Las dos terceras partes finales de la película muestran tan sólo día y medio en la vida y la muerte de estos hombres. Una batalla en la que no se peleaba por nada, excepto por demostrar que ninguno de los dos bandos estaba dispuesto a ceder un centímetro de sus posiciones.
Dentro del grupo de soldados que Hal Moore comandó, se nos narran algunas historias personales, como la del hombre que acaba de ser padre y sufre un debate moral entre su instinto patriota y su reciente paternidad; o la del fotógrafo, que amante de su cámara y su trabajo se lanza al campo de batalla para retratar la guerra, pero termina convirtiéndose en un hermano más de estos hombres que luchaban por su vida. Esta secuencia en especial es maravillosa.
We Were Soldiers muestra un detalle olvidado por el resto de las cintas de Vietnam; el atestiguar el dolor y la negación de las esposas cuando recibían las trágicas noticias de sus maridos caídos en batalla; llevadas a casa por simples telegramas en sobres blancos, portadores de muerte y desolación.
La música de la cinta es una delicia nostálgica, que utilizando un recurso ya muy visto pero siempre efectivo, nos muestra violencia al son de una melodía dulce y apaciguada.
Sorprende de verdad esta realización, vuelvo a decirlo; especialmente porque Randall Wallace realiza apenas su segundo producto en la silla de Director; el primero había sido The man in the Iron Mask, y aún cuando había laborado en otras cintas como guionista, no es sino hasta We Were Soldiers que vuelve a tomar la batuta principal. definitivamente un muy buen logro y una película que pese a su alto contenido bélico, reúne los componentes esenciales que le agradan al público y a la Academia.
Fuente: luis@cinenganos.com
1 comentario:
Profesor Táriba, a nosotros sus consecuentes lectores nos gustaría leer un comentario sobre "Band of Brothers" y la trilogía de "Indiana Jones". Le recomiendo la película El Padrino, de la cual también quisiéramos leer su opinión.
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