miércoles, 19 de septiembre de 2007

CIUDAD, LENGUA Y CAOS
EN LA GEOGRAFÍA URBANA
DE MILTON QUERO ARÉVALO

Hay una peste solar que ha tomado a esta ciudad.
Una gárgola establece un enigma que nadie puede resolver.
Los pañitos de mano secan la llaga diaria
y nos recuerdan a diario que vivimos un enigma,
pero no una ciudad.
(III: 41, 2004)

Geografía Urbana, perteneciente a la colección El Aleph (UNICA, 2004) es el libro primigenio de Milton Eloy Quero Arévalo (Falcón, 1959), e indudablemente el semillero de donde surge su obra más conocida y laureada: Corrector de Estilo, con la que gana la primera Bienal de Novela “Adriano González León”, apenas un año más tarde. Son las mismas calles y los mismos personajes de la novela los que pueblan este poemario, donde el amor perdido, la urbe inconclusa, sus hablantes-habitantes (los “verbales untuosos”) y su variopinta arquitectura transforman la ciudad-lago en una Torre de Babel, donde nadie se entiende, y sin embargo, todos comparten la misma furia solar y el mismo espacio.
A pesar de su división en tres partes (Geografía Urbana, Actos Lingüísticos y Ruta 6) este libro conserva una unidad sorprendente, cuyos ejes temáticos se entrelazan entre la sociolingüística, la toponimia y la mitología griega: un destartalado y humeante autobús de la Ruta 6 se convierte en la Barca de Caronte, que lleva a los habitantes condenados a una verborrea incesante a través del Tártaro (la ciudad asfalto-infierno), con un Ulises peatón y pasajero que contempla por la ventana rota el camino de regreso a Itaca. Anna, (que bien pudiera ser Penélope o la Beatriz de Dante Alighieri) es la difusa figura de ese amor que se transforma en dialecto, que sólo puede realizarse a través del habla, y que permanece incólume entre nombres de edificios y calles que sólo subsisten en la memoria y el imaginario colectivo.
La ironía se refleja en la relación amor-odio del habitante con la ciudad que no entiende, donde vive, donde ama, y que no le pertenece. Es el gran tema de este libro: la ciudad del exilio voluntario, que se desdibuja con los años, y que sólo existe en las memorias y tradiciones de sus habitantes, y sobre todo en la variante dialectal que la caracteriza.

1 comentario:

Ricardo J. Román dijo...

Lo compraré en cuanto pueda. Colega: ¿Ya fuiste a la feria de la UNICA? ¿Qué tal eso?

Yo iré el sábado.

Un abrazo.